Todos sabemos que un buen olor corporal suele ser indispensable para ligar, esta obsesión por tener un olor atractivo para el sexo opuesto se lleva a límites asombrosos en el mundo de los insectos.
Son muchos los animales que utilizan las feromonas u hormonas sexuales emitidas al aire a la hora de resultar atractivos a sus congéneres.
Desde el punto de vista evolutivo, en el mundo de los insectos, la emisión de feromonas sexuales se vuelve imprescindible en el proceso de seducción. Este aspecto es especialmente importante y está muy estudiado, en diferentes especies de mariposas nocturnas, hasta el punto que en determinadas especies que pueden causar problemas económicos o de otra índole como es la procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa), han sido sintetizadas en laboratorio equivalentes químicos de las hormonas sexuales que se emplean en trampas donde se capturan machos de la especie pudiendo realizar una estimación de las poblaciones. En el caso de los lepidópteros, es la hembra quien las produce, emitiendo grandes cantidades de hormonas sexuales al aire que serán captadas por los machos, ayudándoles a encontrar a sus hembras para así perpetuar la especie. Hemos de pensar que se trata de un proceso muy complicado, dado el pequeño tamaño de los insectos que en ocasiones han de volar grandes distancias hasta encontrar a su pareja.
Para poder captar en el aire las trazas de feromonas producidas por las hembras de su especie, mezcladas con impurezas u hormonas de otras especies, los machos de las mariposas nocturnas poseen una serie de receptores sensitivos en las antenas, es frecuente que presenten sus antenas pectinadas, es decir, muy ramificadas para aumentar al máximo la superficie sensible, como podemos ver en la foto, un macho de Aspitates ochrearia, pudiendo distinguir fácilmente el macho (superior) de la hembra (foto inferior), nótense las diferencias en las antenas.
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