Blaps lusitanica Herbst, 1799 |
Desde siempre han existido animales que se han asociado con el mal agüero, o como anunciadores de la muerte. Cuervos, buitres, gatos negros o estos escarabajos pertenecientes al género "Blaps", de hecho, el nombre del género significa algo así como dañar o perjudicar. Esta asociación que se hace entre estos coleópteros y la muerte se debe a sus hábitos.
Este género de coleópteros perteneciente a la familia de los tenebriónidos (Tenebrionidae) se caracteriza por eminentemente nocturnos y por su alimentación detritívora, siendo frecuentes en madrigueras de animales o en almacenes de grano. Antiguamente era mucho más frecuente que ahora que en en las casas hubiese ratones que almacenasen sus reservas de alimento entre las paredes del edificio, y aprovechando este recurso aparecía el Blaps. Cuando los alimentos escaseaban, los insectos se veían obligados a salir a buscar comida y era el momento en que podían ser sorprendidos caminando por las habitaciones. Podemos deducir que si la comida escaseaba para ratones e insectos, también escaseaba para los humanos, y si existía desnutrición abundarían las enfermedades, por tanto, ver un escarabajo de estos por casa se asociaba como un presagio de la muerte.
Blaps tichyi Martinez, 2010 |
Blaps sp. son un grupo de coleópteros de gran tamaño, son ápteros, es decir, con las alas atrofiadas, habiendo perdido la capacidad de volar. sus cuerpos son muy duros teniendo muchos de ellos los elitros fusionados formando una rígida coraza protectora. Sus cuerpos son negros y se caracterizan por presentar al final de sus cuerpos una prolongación a modo de 'cola' mas o menos desarrollada que sirve para diferenciar unas especies de otras.
Los métodos defensivos de estas especies, además de su coraza, consiste en la presencia de unas glándulas que despiden un líquido de olor nauseabundo cuando son molestados para ahuyentar a sus posibles predadores. Algunas especies combinan el mal olor con la técnica de la tanatosis, pudiendo fingir su muerte durante más de 15 minutos, tiempo más que suficiente para hacer desistir a cualquier depredador que desechará al insecto para evitar comer animales muertos.