El Jardín del Regajo de Villena

Interior del jardín, se pueden ver ramas cortadas
de los Pittosporum tobira talados.

Todo aquel que haya conocido este jardín no podrá evitar echar la vista atrás y recordar tiempos mejores en que el jardín estaba mas verdes y mucho más frondoso. Este jardín, que data de 1902, se encuentra en Villena, al inicio de la Carretera de Peña Rubia.

A día de hoy no quedan más que los restos de lo que fue uno de los mejores jardines de Villena, y porqué no decirlo, de la provincia de Alicante. Sin duda, ha sido el más interesante desde el punto de vista botánico debido a las especies que lo conformaban y de las que todavía persisten algunos retazos de todo lo que llegó a haber en un pasado no muy lejano. Por su situación, este antiguo jardín de recreo ha sido y es muy utilizado por la fauna especialmente de aves.

Vista general del jardín

Del jardín original, apenas han llegado a nuestros días unas cuantas especies de árboles, arbustos y plantas trepadoras como el Polygonum aubertii de la pérgola o las hiedras que recubren algunos árboles. Esta pérdida progresiva de diversidad botánica se debe fundamentalmente  dos factores clave.


Árbol seco cubierto de hiedra
también seca
En primer lugar, el abandono. El cese de las actividades de mantenimiento que precisa un jardín como son los riegos, podas y demás cuidados necesarios originó el envejecimiento paulatino de toda la vegetación, y la posterior muerte de muchos de los ejemplares, o bien de forma directa, por la edad, como ocurre con la mayoría de los aligustres, que eran los más grandes de Villena y habían alcanzado el tamaño máximo que puede alcanzar la especie.

Las especies más exigentes en recursos hídricos como los olmos, algunas coníferas ornamentales como abetos, cipreses (posiblemente Cupressus lusitanica o C. macrocarpa), una tuya en forma de bola (Platycladus orientalis 'Compacta') o las palmeras (Trachycarpus fortunei, incluyendo una curiosidad, un ejemplar con el estípite bifurcado en altura), fueron debilitándose para finalmente morir directamente por la sequía o por enfermedades oportunistas.

Porte del Boj
Todas estas muertes de árboles origina una gran acumulación de madera muerta, esta es la segunda causa de la destrucción del jardín. Toda esta acumulación de madera parece ejercer un "efecto llamada" sobre los buscadores de leña que acuden al Regajo con sus motosierras. Estas actuaciones no deberían suponer ningún problema si la gente se limitase a recoger solamente la leña de los árboles muertos o abatidos por las tormentas como había sucedido hasta no hace demasiado tiempo, y es que de un tiempo a esta parte, se han venido talando ejemplares vivos como es el caso de varios ejemplares de árbol de las pagodas (Sophora japonica), un árbol del amor (Cercis siliquastrum) de gran tamaño, y de nuevo los más grandes presentes en el municipio, y lo que es más grave, más reciente se han talado al menos dos ejemplares de pitosporo (Pittosporum tobira) con porte arbóreo. Debido a su crecimiento sumamente lento, es muy raro encontrar en jardinería ejemplares con este porte, y los ejemplares talados eran comparables en tamaño y en edad a los del Paseo de Chapí.

De las especies vivas que quedan en este jardín, sin tener en cuenta la pinada de pinos carrascos (Pinus halepensis), destaca un ejemplar de varios troncos de árbol de las pagodas, que si bien está afectado por hongos xilófagos, que se alimentan de su madera, tiene un tamaño considerable y debe respetarse. También hay en el jardín restos de laurel, solamente unos rebrotes de la base de antiguos ejemplares de porte arbóreo.

Detalle del Boj
Las joyas de este jardín, son por su rareza y su escasez en los jardines ibéricos al menos tres ejemplares de boj (Buxus sp. posiblemente Buxus microphylla) con porte arbóreo destacando uno de ellos por su tronco recto y bien formado. aun así, estos arbolillos están bastante deteriorados y presentan muchas ramas secas siendo aconsejable una poda cuidadosa de limpieza.

La otra rareza botánica presente en este jardín son los almeces, representados por dos ejemplares adultos, uno de gran porte abierto y muy ramificado desde poca altura con ramas horizontales, y el otro mas pequeño y de porte más elevado por haber crecido con más competencia lateral por otros árboles, y muchos otros ejemplares con porte arbustivo.

Fruto del Celtis
Si bien estos almeces habían sido citados en otros trabajos como Celtis australis, la especie típica del mediterráneo, una observación más minuciosa nos hace descartar la idea. Si comparamos los ejemplares del jardín con la especie C. australis veremos bastantes diferencias. Para empezar, el porte de los del Regajo es mucho más abierto y menos ramificado, y sus ramas se arquean de forma característica, su corteza está muy agrietada, formando costillas verticales de corcho, sus frutos son de un tamaño más reducido, menos redondeados y de color rojo y no negro, y sus hojas contienen una nerviación diferente. Estas características me hacen pensar que se trate de la especie asiática Celtis tetrandra, de la que existe un ejemplar comparable en tamaño y edad en el Jardín Botánico de la Universidad de Valencia.

Existen además restos de otra especie muy escasa y también de origen asiático como es el jabonero de la china (Koelreuteria paniculata) del que apenas quedan unos restos de pequeño tamaño.

Dados los valores botánicos, históricos y del emplazamiento del jardín, situado en una zona emblemática a donde los Villeneros acuden año tras año para comer la mona de pascua, debe ser exigible la protección y mejora de este lugar.

Porte del Celtis tetrandra

En primer lugar, para garantizar la supervivencia de las especies arbóreas singulares, hay que otorgarles protección legal, y amparándonos en la Ley 4/2006, de 19 de mayo, de Patrimonio Arbóreo Monumental de la Comunidad Valenciana, declarar como árboles de interés local, al menos los ejemplares de Celtis tetrandra, los Buxus microphylla y el Pittosporum tobira.

En segundo lugar, realizar actuaciones de mejora que consistan en:

  • Podas de limpieza, eliminando únicamente la madera muerta, efectuadas por personal debidamente cualificado para realizar actuaciones en árboles de semejante valor.
  • Eliminación de árboles secos del lugar para evitar el efecto llamada antes mencionado.
  • Limpieza de los vertidos de escombros y basuras presentes en el lugar.

Por último, es deseable una labor divulgativa de los valores de estos árboles, basándonos nuevamente en su importancia botánica, histórica y estética de estos ejemplares y su entorno, sin importar su propiedad.

Vista desde el jardín con el Castillo de la Atalaya al fondo

3 comentarios:

Jean Valjean dijo...

¡Hola!
Antes de nada, quiero felicitarte por la estupenda labor documental que has realizado escribiendo este artículo que nos viene muy bien a aquellos curiosos que vamos por ahí mirando la naturaleza, y también por tener el ánimo de denunciar públicamente la situación de este paraje.
Hace un rato que volvía a Villena por la carretera de Peña Rubia y, a pesar de la poca luz que quedaba, he decidido parar un momento y ver que tal estaba El Regajo.
Tengo un recuero de niño en el que acompañaba a mi abueno a este lugar. Creo recordar que ibamos a buscar setas, y de paso a hacer lo que creo que era una de las cosas que más le gustaba: estar en el campo. Aproximarse a este lugar era toda una sensación. La imagen era de un verdor profundísimo, y entrar en aquella espesura te ofrecía la misma sensación mágica que pueden experimentar los que no acostumbran a visitar el bosque, y se maravillan cuando tienen la ocasión de hacerlo.
En los últimos siete u ocho años, mi curiosidad me ha hecho parar en alguna ocasión en este paraje. Estas veces he fijado más mi atención en la caseta que había albergado un pozo de extracción de aguas. No estoy seguro, pero probablemente fue la manera de regar durante décadas los territorios de alrededor, utilizando como infraestructura para transportar el agua la canal tipo acueducto que siempre he visto junto a la carretera. También llamó mi atención el chalé construido en el corazón del jardín y junto al pozo. Por el estilo arquitectónico, parecía haber sido edificado alrededor de los años 60, adosado a otra edificación más antigua, que le hacía las veces de patio interior. El estado de la caseta del pozo era ya ruinoso, y el chalé mostraba signos de semi-abandono, pero todo se mantenía así, a merced del tiempo.
Hoy, el panorama que he podido encontrar es poco menos que estremecedor.
La caseta-pozo está más ruinosa si cabe, la bonita obra hidráulica de regadío se cae a trozos en los tramos donde aún existe, el chalé ha sido asaltado, saqueado y destruido con un nivel de violencia tal, que cuesta imaginar a los malhechores en su tarea. Pero lo que ofrece una imagen más dantesca y triste, es aquello que albergaba vida y da la sensación de haberla perdido: el propio jardín. Uno ve esto y no puede evitar sentir cierta afección y preguntarse: ¿Qué época estamos viviendo?
Si aquí en Villena estamos recibiendo, según se huele, porquería a punta de pala, y no hacemos el necesario esfuerzo por mantener y/o recuperar las escasas áreas verdes y de esparcimiento que tenemos, cabe preguntarse, como hacía el célebre viajero Bruce Chatwin: ¿Qué hago yo aquí?.
Yo, que soy alguien al que le encanta visitar parajes naturales, envidia me dan los lugares que pueden disfrutar los vecinos de otros pueblos no muy lejanos.
En fin, esperemos que el magnífico artículo escrito por Davidacho surta efecto.
:-)

David Molina Molina dijo...

Jean Valjean, gracias por escribir, la verdad es que es una lástima el estado en que se encuentra este paraje. en lugares como este, el tema de la propiedad debería dejarse al margen, pues al parecer este jardín es de propiedad privada, pero los valores botánicos, históricos y la localización debería el ayuntamiento invertir un mínimo del presupuesto para adecentar un poco la zona. aunque ya se que es mucho pedir, pues la casa zuñiga que se supone que es municipal está en un estado ruinoso también y no parece importar.

lo del la caseta de la bomba de extracción que comentas era una construcción interesante que debería restaurarse, al igual que la que hay enfrente acompañada de un gran plátano de sombre.

saludos.

Anónimo dijo...

Casualmente, la Diputación acaba de invertir unos cuantos millones en reasfaltar la carretera de Peña Rubia que se encontraba en perfecto estado. Queda claro que las instituciones prefieren invertir en obras e infraestructuras, aunque estas sean sospechosamente ennecesarias, a diversificar las inversiones, proteger nuestro entorno y patrimonio cultural y dar trabajo a otros sectores. Impresentables.