Son muchas las plantas exóticas que cultivamos en nuestros jardines desde la antigüedad. La mayoría de ellas se caracterizan por poseer hojas carnosas o de gran tamaño, flores llamativas, etc. otras se han cultivado por resultar plantas útiles para nosotros, muchas de las frutas y hortalizas que cultivamos y consumimos son originarias de otros países.
Las plantas exóticas han tenido y tienen mucha presencia en nuestros jardines, nuestros huertos e incluso en nuestros bosques para la producción de madera u otros derivados.
El problema de estas plantas se produce cuando se escapan del cultivo controlado y aparecen en otras zonas que no nos interesan, en ocasiones en espacios naturales de gran valor medioambiental por su biodiversidad. Es en este momento cuando una planta alóctona se puede convertir en planta invasora, ya que puede desplazar a la flora autóctona por tener un crecimiento más rápido y en ocasiones también por producir unas sustancias llamadas alelopáticas que impiden la germinación y el crecimiento de otras plantas bajo su sombra como ocurre con algunos árboles como ailantos o eucaliptos.
Las zonas más sensibles a la infestación por plantas invasoras suelen ser las zonas húmedas, tanto ríos como marjales, ya que en estos lugares el agua no suele ser el factor limitante del crecimiento y plantas como el jacinto de agua, el helecho de agua o algunas plantas trepadoras que pueden afectar a la vegetación original proyectando sombra sobre ellas e impidiendo su desarrollo o simplemente ocupando su espacio como ocurre con acacias (Robinia pseudoacacia) o ailantos (Ailanthus altissima) en los bosques de ribera.
Otras zonas delicadas son las dunas y las maquias litorales donde suelen aparecer plantas suculentas como agaves o piteras, aloes, yucas o diversos cactus que provienen todas ellas de zonas desérticas o semidesérticas y por tanto están mejor preparadas para resistir la sequía y desplazan la flora autóctona.
La propagación de las plantas invasoras puede comenzar simplemente por la diseminación de sus semillas por el viento, las aves o arrastradas por el agua de lluvia, pero en demasiadas ocasiones se produce por el abandono descontrolado de restos de poda que contienen semillas o que son capaces de enraizar en el suelo.
No todas las plantas exóticas que aparecen en la naturaleza se consideran plantas invasoras, aunque sería muy adecuado realizar un seguimiento de éstas especies cada día más cultivadas y que con mayor frecuencia aparecen asilvestradas, por citar algunas, el árbol de las pagodas (Koelreuteria paniculata), el olmo siberiano (Ulmus pumila) o la morera de papel (Broussonetia papyrifera), la morera blanca o el plátano de sombra.
Fotos: (1. Ailanthus altissima; 2. Carpobrotus edulis; 3. Yucca aloifolia)
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