Serpientes, víboras, sacres, culebras, bichas....
Pocos animales producen una mayor animadversión por parte de los humanos que las serpientes (seguidas de cerca por las arañas). Se trata en muchos casos de un odio visceral, miedo, repulsión, asco... sentimientos, que sin ningún fundamento, son una larga herencia basada en leyendas, la mayoría bastante absurdas e ilógicas como la de culebras que hipnotizan a la madre que amamanta a se hijo, apartan al bebé lactante del pecho de su madre para ser ellas las que mamen la leche del pezón, de hecho, la mala fama de las serpientes se pierde en los anales de la historia, ya la Biblia decía que el demonio tomó apariencia de serpiente para tentar a Eva a comer la manzana prohibida.
Muy arraigada en nuestra sociedad está la costumbre de perseguir para matar a estos animales considerados como dañinos, justificándose en "por si acaso es venenosa", ante la duda, siempre muerte, y luego, vanagloriarse de su hazaña ante sus conocidos que tienen que escuchar perplejos como "el bicho seguía moviéndose después de cortarle la cabeza con el azadón". Tememos todo lo que no conocemos y destruimos lo que tememos. La sociedad en la que nos ha tocado vivir adolece de una absoluta ignorancia hacia estos asombrosos animales cada día más escasos y amenazados.
De entre todas las especies presentes en la fauna mediterránea de ofidios, solamente la víbora hocicuda es potencialmente peligrosa para las personas, aunque rara vez ocasiona la muerte por su picadura, y en ningún caso, este hecho puede justificar el asesinato de ninguno de estos seres.
Es interesante recordar que las serpientes se alimentan en gran medida de roedores que si su población no es controlada pueden llegar a convertirse en plaga, también son pieza importante en la dieta de otros animales como es el caso del águila culebrera y otras aves rapaces.
No hay que olvidar que todos los reptiles en el estado español se encuentran legalmente protegidos.
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