Tan importante como la realización de un buen diseño de jardín, ha de ser practico, bien estructurado, con los espacios bien definidos, atractivo, que invite a pasear o a descansar en el, tanto o más importante que todo esto es la correcta elección de los elementos vegetales.
Es labor del paisajista la elección de las plantas que quiere utilizar, para delimitar estancias, acompañar a elementos no vegetales o para ser protagonistas por si mismas.
Para una buena elección es necesario conocer diferentes parámetros que son importantes a la hora de decantarse por una u otra especie. El tipo de suelo es muy importante, tanto el pH como la textura, pues por poner un ejemplo, un castaño (Castanea sativa) dificilmente podra desarrollarse en un suelo calcáreo, ya que necesita un pH ácido, o un pino piñonero sobre suelo arcilloso, ya que esta especie necesita suelos que drenen bien. Los problemas de suelo pueden no ser un gran problema, ya que casi siempre tienen solución pues si nos encaprichamos por una especie que no soporta el suelo que tenemos podemos modificar las propiedades físico-químicas de nuestro suelo aportando enmiendas orgánicas, minerales o químicas, o injertando las variedades seleccionadas sobre patrones resistentes.
El clima es un factor más difícil de controlar y si bien podemos plantar nuestros árboles bajo condiciones controladas de un invernadero, es una solución poco factible dentro de un jardín y debemos seleccionar nuestras plantas siempre para que sean resistentes tanto al frío como al calor o la sequedad ambiental, el arce negundo (Acer negundo) tan extendido en ciudades como Valencia, antes del pleno verano se aprecian con sus hojas resecas y medio defoliados dando un aspecto poco estético, viendo esto es evidente darse cuenta que el arce negundo necesita atmósferas mas húmedas sin vientos secos, como las que tienen los bosques de ribera estadounidenses de los que procede. Si tenemos en cuenta que por detrás de naranjos amargos con todos los problemas fitosanitarios que poseen y plátanos de sombra que quedan defoliados enseguida por el hongo del oídio (Microsphaera platani), o la importación de palmeras portadoras del picudo rojo (Rhynchophorus ferrugineus) denotan una muy cuestionable gestión del arbolado público.
La resistencia al frío a veces puede ser relativa, y plantas como algunas palmeras, falsas pimientas, etc. pueden soportar heladas ligeras, pero con un coste muy alto para la planta. En muchos casos la respuesta al frío consiste en volverse "caducifolio facultativo", es decir una planta perenne pierde sus hojas como respuesta a la helada, el problema está en que una planta de hoja caduca antes de desnudar sus ramas reabsorbe buena parte de los nutrientes que acumulaba en las hojas y en el caso de una planta que se hiela todos estos nutrientes se pierden. Otras simplemente mantienen sus hojas muertas sobre el tallo creando un efecto muy antiestético. Cuando la helada es más seria, se produce la muerte parcial o total de la parte aérea de la planta, siendo necesaria luego una poda de limpieza o la tala del árbol si este no consigue rebrotar.
A veces nos empeñamos en realizar composiciones botánicas muy interesantes para un clima costero en municipios donde son frecuentes las heladas, también a modo de ejemplo, otro caso real como son algunas plantaciones que se han hecho en Villena, una ciudad del interior de Alicante donde es frecuente registrar temperaturas de 8, 9 o más grados bajo cero, palmeras que se hielan en rotondas y jardines, Brachychiton populneum que murieron casi hasta el suelo y rebrotaron en el polígono industrial, Ficus nitida y Jacaranda mimosifolia que murieron el primer año de inauguración del centro médico de especialidades o la penúltima, que seguro que vendrán más, una alineación de naranjo amargo en el tercer instituto (Foto principal).
Este tipo de plantaciones tan desafortunadas da que pensar, si realmente alguien se dedica a hacer proyectos serios para las administraciones o todo es un corta y pega de otros sitios en los que los errores se arrastran desde el proyectista al ejecutor de la obra pasando por quien encarga la obra o el que vende las plantas.
2 comentarios:
Excelente artículo. Me has hecho recordar cuando realicé mi trabajo final de carrera en 1993, "Las especies autóctonas en la jardinería valenciana". Muchos de los comentarios que haces, también los consideré en aquel momento. Como la barbaridad de poner palmeras y más palmeras a la orilla del mar, donde predominan los vientos del levante que las queman con el salitre. Lo mismo que comentas de los Acer negundo, comenté de los tilos, mal utilizados en ocasiones a pleno sol. Y un montón de barbaridades que se ven en la jardinería de la ciudad de Valencia.
Un saludo.
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Cristobal Lillo Garcia Eso demuestra que los que deciden que plantar en nuestro territorio saben menos de plantas que yo de política
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