Las barrillas o plantas barrilleras se usaron en otro tiempo para la elaboración de sosa y de potasa para la fabricación de jabón, o simplemente usando sus cenizas como detergente para hacer la colada.
Se trata de un grupo de plantas típicas de la vegetación de saladar. Estas plantas, arbustivas o herbáceas, de la familia de las Quenopodiáceas (Chenopodiaceae), poseen una adaptación al medio hipersalino en el que viven que consiste en acumular en sus tejidos gran cantidad de sales sódicas y potásicas para vencer el potencial osmótico del suelo y de esa forma poder captar agua del mismo. La ósmosis es el proceso que utilizan las plantas para captar el agua del suelo, consiste en que dos disoluciones (la disolución del suelo y la del interior de la planta) se encuentran separadas por una membrana semipermeable, en este caso las paredes celulares de la planta, de esta forma, el agua pasará de la disolución menos concentrada a la de mayor concentración hasta crear un equilibrio entre ambas. Para que la captación del agua sea efectiva, es necesario que la disolución del suelo contenga menos sales que la de la propia planta, si esto no ocurre, pasará el caso contrario, y el suelo robará agua a las células llegando a matar a la planta.
Las plantas barrilleras que se explotaron profusamente desde tiempos inmemoriales hasta la revolución industrial con aparición de la sosa de síntesis, fueron principalmente de los géneros Suaeda, Salsola, Atriplex, Arcthrocnemum, Salicornia, etc. que se recogían de los saladares, hoy considerados terrenos yermos sin y utilidad, y eran incineradas para recoger luego la ceniza (barrilla) que era muy rica en sales de sodio y potasio, esta ceniza era procesada tratándola con Hidróxido cálcico para hacer piedra de sosa o Natrum (Carbonato sódico) para la industria del vidrio, donde se empleaba como fundente junto con arena de sílice y piedra de cal o la del jabón, mezclada con grasas para producir la desesterificación de los ácidos grasos, tal cual se sigue haciendo hoy en día.
Para la obtención de la piedra de sosa se recolectaban plantas silvestres, pero a menudo eran cultivadas, solas o acompañando cultivos de cereal, anís o adormidera, cuando llegaba el tiempo de recogida, se arrancaban las matas y se dejaban en el sitio para secarse, se recogían y más tarde se quemaban por un "maestro barrillero", la incineración de las plantas se solía hacer en el propio campo, en un hoyo en el suelo donde se iba quemando el material de una forma precisa, para que gotera la sosa que se iba solidificando en el fondo del hoyo, a lo largo de la combustión, el líquido era mezclado y apelmazado para obtener una piedra homogénea para el comercio, cuando concluía la quema (48 horas) se enterraba la piedra y se dejaba enfriar, luego se desenterraba y se rompía en fragmentos de unos 200-300 kilogramos que eran los que se comercializaban.
De la explotación de las barrilas, aún quedan vestigios de esta actividad en la toponimia de algunos lugares como es el caso del "Camí de la cendra" (Camino de la ceniza) por donde pasaban los carros cargados con cenizas de estas plantas, en la zona de Elche-Santa Pola.
2 comentarios:
Un artículo curioso y muy interesante.Gracias
Opino igual. Muy interesante.
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